Vivimos en un mundo de energías. Todo, absolutamente todo está compuesto, en última instancia, de energía.
El aprovechamiento de una especie sobre otra, en la pirámide trófico-alimentaria, puede contemplarse, igualmente, en términos energéticos. Por tanto, debemos empezar a hablar, generalmente, de pirámide trófico-energética
El propio Ser Humano está compuesto de una serie de cuerpos energéticos, de distinta sutilidad, del cual solo hemos descrito, que no explicado, aquel que denominamos cuerpo físico.
Hay distintas clasificaciones, según distintas culturas o corrientes e identifican hasta siete cuerpos integrados y con distinto nivel de densidad. Cada de uno de esos cuerpos está conectado a los famosos “centros de poder” o chackras.
En el momento de la muerte física hay una disociación de algunos de esos cuerpos
Cada cuerpo está unido a determinado nivel de realidad. En este sentido, podemos hablar de dimensión física, etérea, emocional, mental, etc. Es decir, cada cuerpo sutil vive en planos o realidades distintas a la realidad que el cuerpo físico vive en esta escala dimensional.
Gran parte del conocimiento que acumulamos y del que, aparentemente, desconocemos su origen, procede de las experiencias de esos otros cuerpos que nos integran.
Desde una perspectiva física, hemos abordado el parasitismo biológico. Podríamos definirlo, a grandes rasgos, como el aprovechamiento de una especie sobre la otra, que denominamos huésped.
Es más que loable pensar, que si el Ser Humano está compuesto por más cuerpos de distintos niveles de densidad, estos son susceptibles de ser “parasitados” en esos otros planos de la realidad a la que accede, por entidades energéticas que pertenecen a esos otros planos.
Por otra parte, el parásito energético o biológico, busca las condiciones propicias para la entrada en el huésped.
En el contexto de energías, todo se percibe como “vibraciones”.
Una vibración baja, como el miedo, terror, pensamientos y estados emocionales negativos, conducen a un estado vibracional bajo. Esos estados de baja vibración, son momentos propicios para la invasión de parásitos energéticos, como la acidez de nuestro terreno corporal físico lo es para los parásitos biológicos.
Tras más de tres años de investigación en LA QUINTA COLUMNA, hemos evidenciado, entre otras muchas hipótesis que planteamos anteriormente, que nuestro mundo material está controlado por ELLOS y que su naturaleza es puramente energética.
Que controlan y dirigen nuestro mundo como una auténtica “granja humana” del cual extraen rendimiento parasitado y que la optimización de ese rendimiento lo obtienen mediante SACRIFICIOS HUMANOS.
Esta conclusión no implica que exista una jerarquía organizada, de forma que, en sus últimos escalafones, toque a una cadena de mando exclusivamente física. Ya sea de seres humanos o determinados seres con forma física cambiante o metamorfa, que representan la mayoría de culturas y que denominamos “infiltrados”
Así, a través de sus tentáculos institucionales controlan cualquier área del conocimiento, especialmente la “ciencia”.
Si sospechamos que su naturaleza es, como dijimos al principio, exclusivamente energética; es lógico pensar que oculten el paradigma energético de nuestra realidad, a través de las instituciones que controlan.
Un engaño inteligente sobre otra especie inteligente con el objeto de parasitar más fácilmente.
El conocimiento y profundidad en esta materia, unido a los actuales acontecimientos que se ciernen sobre nuestra especie, son del mayor interés para todos, tanto de forma individual como colectiva, para que ELLOS no encuentren “alimento” tomando por presas a Seres Humanos.
Aunque la depredación sea milenaria, estamos en el camino de allanar nuestras experiencias terrenales con el conocimiento de su existencia.
Empecemos pues, a conocernos a nosotros mismos en todos los aspectos de la realidad, para conocer las dimensiones que nos rodean y donde nuestro enemigo se encuentra al acecho.
Una vez más, el conocimiento nos salva
Ricardo Delgado Martín